Hace pocos años en el mercado se debatían, por un lado la posición que la impresión 3D alteraría totalmente la manufactura regresándola desde China a Occidente y por el otro se decía que sería un montaje o truco. La realidad que se ha ido desarrollando nos muestra que la impresión 3D, en lugar de ser la provocante de la desaparición de las fábricas tradicionales, más bien les está permitiendo a estas mayor eficiencia.
Las líneas de producción se montan con mayor rapidez al adaptar e integrar a procesos existentes herramientas, plantillas, moldes y matrices elaboradas a través de impresiones 3D.
Como ejemplos se puede mencionar:
- Trabajadores en fábricas de BMW diseñan e imprimen herramientas personalizadas que facilitan los trabajos que requieren sostener y posicionar partes.
- Partes impresas se utilizan para hacer equipos especializados en las industrias farmacéutica y de fabricación de papel.
- Cabinas de mando y canales de refrigeración para aviones, paneles y componentes para vehículos especializados, son impresos en 3D y se combinan con otras partes.
La impresión 3D es por lo tanto un complemento en lugar de ser un competidor para la producción en masa. Adicionalmente hay un importante crecimiento del negocio de impresión 3D, US$2.2B de ventas con una proyección de aumento de 28% este año. Interesante artículo en The Economist.
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