10 de noviembre de 2013

Sobredosis: El mercado de las tabletas ya se dividió en dos

Al igual que ha sido extraordinario el éxito del iPad, también lo ha sido la proliferación de los imitadores más baratos.  En tres años y medio desde que se vendió el primer iPad se ha creado un mercado Premium y uno de Bajo Presupuesto al igual que con los vehículos.  Los modelos baratos, tienen una pantalla de 7 u 8 pulgadas en lugar de las 10 pulgadas del iPad, utilizan el sistema operativo Android que es gratis y se venden con precios que bajan hasta los US$100.  En cambio el iPad Air menos costoso se vende por US$499.  En este mismo rango están los productos de Microsoft, el Lumia de Nokia y el Surface 2, y por allí se nota que ese es el segmento de interés para Microsoft. 

En el Q2 de este año, de acuerdo IHS, se despacharon 43,6 millones de tabletas, de esas 14,6 millones corresponden a iPAD (IOS) y solamente 1,7 millones tenían el sistema operativo Windows.  Casi todas las restantes usan el sistema operativo Android y algunas tienen marcas muy reconocidas.  La tajada más grande de estas corresponde a Samsung.  También aparecen con números importantes Amazon, Acer, ASUS y Lenovo.  Sin embargo, la mitad de las tabletas Android son entregadas por docenas de empresas distintas. 

Eso implica que la entrada al mercado bajo es relativamente fácil, ya que hay una competencia perfecta y no un cuasi-monopolio.  Los empresas oferentes pequeñas son felices con un margen de US$4 por tableta.  Totalmente lo opuesto ocurre en el mercado Premium donde Microsoft está y estará trabajando muy fuertemente para mejorar su tajada de mercado y allí el posicionamiento corporativo de los productos Microsoft puede ser muy importante. 

Hay algunos proveedores de tabletas baratas, como Amazon o Tesco, que esperan ganar dinero no con la venta de las tabletas, sino con compras que los usuarios hagan con estas.  

Lo interesante es que en Norte América ya existen dos tabletas por cada cinco personas. La llegada del segundo carro familiar tomó décadas, pero para la segunda tableta solo se necesitaron tres años!! 

El artículo aparece en The Economist.

 

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