Todos nos sentimos abrumados en el trabajo en
algún momento, aun cuando no sea fenómeno permanente. Cuando
buscamos soluciones que están fuera de nosotros, tales como: software, apps,
dispositivos, aplicaciones para el manejo del tiempo, etc. muchas veces
terminamos hasta peor. Algunas de esas herramientas nos permiten
hacer más cosas y con ello creamos las condiciones para más agotamiento y para
sentirnos abrumados. Este fenómeno ocurre dentro del nada despreciable contexto
donde todos enfrentamos la batalla del balanceo entre nuestra vida profesional
y personal.
La realidad es que la única persona que puede
evitar que uno no se sienta abrumado es uno mismo. Por ello, la persona
tiene que adquirir un compromiso con el uso de su propio tiempo si espera poder
ser productivo e inspirado en el trabajo y que además ha logrado crear una
balance con su vida personal. No existe una solución que calce para todos y
para cada uno, pero si se puede compartir una lista de acciones que han sido
útiles para muchos:
Reconocer y superar la tiranía del
presente
Las personas que viven siempre “en el
momento” no miran hacia adelante, hacia el futuro, y por ello no hacen planes
para lograr sus objetivos y sueños. Indudablemente, siempre hay acciones
y cosas que hay que hacer cada día, pero mucho de esto que se piensa que
hay que hacer no es necesariamente lo importante. Esto último es cierto,
si las acciones se evalúan con respecto a los objetivos a largo plazo de la
persona. Por supuesto, la persona necesita tener identificados sus objetivos a
largo plazo y sus sueños para poder definir prioridades y para poder ajustar
cuales acciones ejecuta, cuales ignora y las que pospone.
Preguntar si “esto es realmente
necesario”?
Es necesario retar algunas presunciones
básicas de los hábitos personales y hacerse preguntas como las siguientes:
Es imprescindible asistir a esa reunión?
Es necesario crear ese reporte?
Obligatoriamente hay que responder ese correo electrónico?
·
Una vez creada la disciplina de estos
cuestionamientos se descubre, que en muchos casos se trata de algo que no hay
que hacer, pero igual se ejecuta, por cuanto es lo que siempre se ha
hecho. La realidad es que hay que eliminar tantas acciones innecesarias
como sean posibles. La experiencia enseña que al lograr convertir esto en
un hábito, no solo se dispondrá de más tiempo, sino que además se trata de
tiempo efectivo donde de verdad cuenta.
Apretar el botón de “reinicio” en el
calendario
En ocasiones la respuesta a “Es esto
realmente necesario?” puede ser “Si, pero no en este momento”. Los aspectos a
analizar incluyen: (1) Qué es lo más importante que hay que es necesario
hacer hoy? (2) Cuáles otras tareas impedirán que eso se haga? Por cierto,
esto es igualmente válido cuando algo importante aparece de forma inesperada y
en ese caso hay que reordenar el calendario modificando prioridades. La
conclusión es que tomar acción es importante, pero esto debe ser para hacer las
actividades necesarias, importantes y/o relevantes.
Determinar y convivir con el ritmo
operativo personal
Cada uno de nosotros tiene una manera
distinta de enfrentar el trabajo. Hay quienes desde el primer momento del día
comienzan inmediatamente en forma dinámica. Hay otros que gustan de comenzar
reflexionando, meditando y pensando. También están lo que prefieren trabajar
hasta las altas horas de la noche.
La clave está en que la persona conozca no
solo cómo trabaja sino cuándo trabaja mejor. Si la característica de la
persona es que gusta de trabajar tarde en la noche, eso no funcionará bien si llega
a ese momento agotado después de un día largo y por ende no rendirá. Por
supuesto, lo que importa es precisamente esto último. Si la persona no tiene
identificado su ritmo, tendrá que hacer algunos experimentos para determinar
qué es lo que le funciona mejor y tratar de ajustar en función de ello. Aquí también
es importante hacer la planificación, ya que aun cuando no siempre pueda ejecutar
el plan exactamente como se pensaba, siempre habrá un plan al cual regresar y
ajustar.
Programar primero las tareas más importantes
Teniendo los objetivos a largo plazo
definidos, es necesario identificar las prioridades del mes, las de la semana y
finalmente llegar a las del día. Una vez que son determinadas estas deben ser
las primeras en ser ejecutadas. Si las determinantes son las actividades
más importantes, no se debe dedicar el tiempo prioritario a las menos
importantes. Esto es igualmente válido para el trabajo y para la vida
personal.
Crear espacio en el tiempo para el
pensamiento inconsciente
Proveer tiempo para el pensamiento
inconsciente es clave para tomar decisiones inteligentes frente a problemas
complejos. Las investigaciones demuestran que las personas tienden a
tomar sus mejores decisiones cuando tienen una oportunidad para revisar datos y
hechos … y después de allí focalizar sus pensamientos en algo distinto por un
período de tiempo. Esta desconexión varía para cada persona y puede ser de
diversas formas: caminar, ejecutar una tarea mecánica simple, hacer
ejercicios. Lo que parece funcionar es ejecutar algo donde el cuerpo tome
control y la mente opere bajo piloto automático. Es sorprendente el número
de soluciones que aparecen cuando no se está tratando de ser creativo.
Establecer límites
Nadie puede ni debe tratar de ser un ser que
trabaja bajo el esquema de 24/7, aun cuando muchas veces uno siente que así
debería hacerlo. Es definitivamente necesario establecer límites y así disponer
de los momentos en los cuales se deja de trabajar, asegurando ciertos períodos
que son exclusivamente con la familia, otros momentos en los cuales no se toman
llamadas o no se leen correos. Una vez que la persona identifica estos
períodos debe notificarlos a los otros de su medio ambiente. La
lección principal es que otros nunca respetaran el tiempo de la persona, si
esta misma no lo hace.
Usar el “si” y el “no” en forma
estratégica
En realidad se le puede decir que si a todo,
solo que en ese caso está garantizado que no se cumplirá todo lo
comprometido. Por ello, no se le puede decir que “si” a todo:
- En algunas ocasiones simplemente hay que saber decir que no.
- En otros momentos podrá ser “No, a menos que ..” y allí se definen algunas estipulaciones.
- Algo muy similar ocurre con el “si”: “Si, pero solo si …” y así se agregan las guías.
- Un si automático a cualquier solicitud, también automáticamente le resta tiempo a lo que se debe hacer con respecto a los objetivos importantes de la persona.
Domar las distracciones
La mayorías de las personas son distraídas en
más de 30 ocasiones en una hora, a través de diferentes mecanismos: llamadas
telefónicas, correos electrónicos, textos, documentos recibidos, visitas
intempestivas y la lista es interminable. Es necesario programar bloques de
tiempo donde se apagan las alertas. Volvemos al punto central, la única forma
de cumplir con el programa de trabajo es trabajando contra el programa de
trabajo personal y no el de otras personas.
Recordar el impacto en otros
Si la persona es un líder, ella naturalmente
impacta a otros. Es el líder quién establece la dirección, es quién define
el estándar, es el modelo a seguir por otros. Por ello hay que ser un buen
modelo y demostrar que se es alguien que logra que se cumplan tareas
importantes, que se mantenga la dirección, que se focalice en el logro de los
objetivos y de los sueños. Esta es razón suficiente para administrar el
tiempo personal, de manera que se opere consistentemente en las mejores
condiciones de la persona.
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